Take A Breath {Penélope}

Un descanso, eso era lo que necesitaba. Había pasado la mitad del día cazando, con el resto de los hombres, para que las mujeres se encargaran de la comida de esa noche. Estaba bastante cansado de perseguir animales por lo que decidí, después de una buena ducha, ir al prado y acostarme allí un buen rato. Antes de bañarme en el mar me encontré con Penélope, mi mejor amiga, y le propuse que nos encontráramos más tarde en el prado, un hermoso lugar. Aceptó sin dudas y yo fuí a darme mi baño.

Media hora después ya me encontraba acostado, mirando el cielo. El sol estaba bajando, estábamos cerca de la hora del atardecer por lo que ya nohacía demasiado calor y menos en ese lugar que era bastante húmedo. Mi lugar favorito de todo el bosque porque no había árboles que te taparan la vista del cielo, adoraba ver el cielo cuando estaba cansado, me relajaba por completo.

Lo siguiente que recuerdo fue cerrar los ojos y extrañas imagenes comenzaron a venir a mi cabeza. Recordaba mi infancia felíz en mi país, y el rostro de mi hermosa ex novia, el primer amor de mi vida, se me vino a mi cabeza. Decía mi nombre varias veces pero yo no podía responderle, era incapaz de articular palabra alguna o de poder seguirla, cada vez se alejaba más de mi, o tal vez yo me alejaba más de ella.

Un día tranquilo, si, eso había sido, como siempre me había escaqueado de hacer las tareas. Había pasado todo el día en el bosque, adentrándome en él, en busca de algo divertido, algo excitante que hacer. Pero nada, no había conseguido nada. La isla empezaba a aparecerme aburrida, y no quería volver a casa, seguramente mi madre me volvería a regañar, ya habría descubierto que no ayuda en las tareas, siempre una de las mujeres iba con el chisme. Odiaba aquello. Suspire resignada.

Mas tarde tuve un golpe de suerte, y me encontré con Max, mi mejor amigo, y decidimos quedar mas tarde en la pradera. Por fin algo interesante. Llegué al prado con antelación, pero al parecer no había sido lo suficientemente rápida. Max ya se encontraba allí. Sonreí de medio lado, al verle tumbado boca arriba, con los ojos cerrados, en aquellos momentos parecía un niño bueno. Estaba tan calmado, tan relajado, que si no le hubiese visto con mis propios ojos no lo hubiese creído. Iba a dejarle descansar un rato más, pero mi lado travieso apareció de golpe, y sin pensármelo dos veces me lance suavemente sobre Max. Dando le un susto. - ¡Despierta dormilon! - le dije, sonriendo. Tumbandome encima de él.

Me desperté de golpe cuando sentía algo o alguien sobre mío y luego una voz. Abrí los ojos rápidamente del susto y cuando vi que era Penélope me relajé y reí. ¡Vaya que sí me había pegado un buen susto!, mi mejor amiga, encima mío. Típico, cuando estaba tranquilo y pacífico siempre había algo que debía interrumpir aquello, es decir, iba contra mi propia naturaleza en estar en ese estado por lo que debía volver a mi normal ánimo de aventuras. Pero ese día ya había tenido demasiadas aventuras, estaba totalmente exhausto como la mayoría de los que habían ido a cazar.

- Penny! - Exclamé - Cómo vas a despertarme de esa forma?! La próxima sé más amable y hazlo de forma más dulce - Le sonreí

Aún la tenía encima mío, su largo cabello rubio rozaba mi rostro. Pasé mi mano por éste y lo coloqué atrás de su oreja izquierda para poder verla mejor. El poco viento que corría hacía que se moviera de una forma que la hacía ver aún más linda de lo que era. Parecía aquellas chicas que podían venderte cualquier cosa solo con una sonrisa tímida.

- Al fin llegaste, me dormí esperándote - Terminé por comentar

No pude evitar reírme suavemente. Cuando se despertó de golpe, y me dijo que debía a verle despertado mas suavemente. Le mire mejor, parecía cansado, me sentí un poco culpable por haberle despertado de aquella forma, debía haber estado trabajando durante todo el día, al contrarió que yo, que me había escaqueado, y no había hecho ninguna de mis tareas. Y con una sonrisa juguetona, me acerque a él, y le di un beso en la mejilla. - ¿Así mejor? - pregunte divertida.

Estaba encima de él, y estaba cómoda. Max siempre había sido un chico muy guapo y tenía muy buen cuerpo, muchas chica estaban detrás de él, y Max era un mujeriego, algo que odiaba de él, pero tenía que aceptarle tal y como era, tal y como era mi mejor amigo. Me coloco un mechón detrás de la oreja, pero no le di importancia, simplemente sonreí. - Ya me di cuenta - dije volviendo a reír al recordar como el había despertado. No me apetecía, bajarme de él. Rodé encima de su cuerpo y me puse boca arriba. Suspire. Estaba aburrida y necesitaba divertirme.

Inchando los mofletes. Me volvía hacia él, y le mire a los ojos. - Maaxi, estoy aburridaa - dije en un tono infantil. Con Max, siempre me divertida haciendo cualquier cosa.

Una sonrisa un tanto traviesa se escapó de mi slabios cuando sentí lso labios de ella contra mi mejilla. Asentí levemente con la cabeza. Sí, así estaba mucho mejor, por supuesto. Aunque solo habia dicho lo anterior para que ella se sintiera algo culpable, pero a decir verdad sí estaba un poco cansado. Pronto se me pasaría, ya tendría tiempo para dormir a la noche, ahora tenía que disfrutar lo que quedaba del día. Cada vez me parecía que los días pasaban más rápido y en cuanto menos me lo esperaba, ya habían pasado semanas, meses y años desde que estaba en la Isla.

- Si, mucho mejor - Dije después de asentir con la cabeza

Genial, ahora parecía que Penélope se quedaría encima de mi cuerpo cansado todo lo que quedaba de la tarde. Pero a decir verdad, eso no le molestaba en absoluto. Era su mejor amiga y le encantaba tenerla cerca, sentir su presencia. Siempre había estado para él en todo momento y se había vuelto como una hermana, la única familia que ya no tenía. Era con la que mejor se llevaba en toda la Comunidad. Reí cuando comentó que estaba aburrida y de un rápido y ágil movimiento la coloqué en el piso y yo quedé arriba de ella.

- A ver, qué quieres hacer pequeña gatita? - Pregunté divertido - Sabes que sólo tienes que decirlo, y lo haremos. Siempre y cuando que no tenga nada que ver con lastimarme a mi - Sonreí mientras la miraba. Parecía un animal que estaba arriba de su presa y que no pensaba dejarla escapar